miércoles, 10 de febrero de 2010

Amigos de Santiago el Real visitarán el domingo Clavijo, su castillo y los templos del monte Laturce.



«En un lugar que dicen Alvella, los Christianos hovieron lo peor de la batalla: e fueronse venciendo e tornando las espaldas poco a poco a los moros, fasta que llegaron a un collado a que dizen Clavijo e tomoles allí la noche e faciendo sus oraciones adurmiose el Rey Don Ramiro, e vino a él el Apóstol Santiago» (Primera Crónica General, de Alfonso X o Sancho IV).
Historia y leyenda se confunden en la batalla de Clavijo, fechada el 23 de mayo del año 844 y tan profundamente arraigada a la tradición jacobea como al acervo cultural riojano. Se cuenta que en el siglo IX el califa árabe Abderramán II exigía un deshonroso tributo a los cristianos del exiguo reducto del norte peninsular para no atacarles, consistente en la entrega anual de cien doncellas, la mitad del pueblo y la otra mitad de linaje noble (en la localidad de Sorzano aún se revive con una romería el final de ese impuesto).
El rey asturiano Ramiro I inicia una campaña para acabar con tamaño oprobio y moviliza a los ejércitos resistentes. Pero los cristianos, en inferioridad, son sorprendidos y derrotados en los llanos de Albelda, viéndose obligados a refugiarse en los riscos del monte Laturce frente a la fortaleza de Clavijo, donde ondea la bandera de la media luna. Los moros les dan tregua esa noche seguros de rematar al día siguiente, mientras los cristianos a duras penas preparan cuerpo y alma para una muerte honorable en el campo de batalla.
En sueños, Ramiro tiene una visión celestial y ésta se materializa milagrosamente al salir el sol y reanudarse la contienda: un caballero radiante sobre caballo blanco, estandarte en la mano izquierda y espada en la diestra, capitanea sus mermadas tropas. Es el apóstol Santiago, que se encarga personalmente de decapitar a setenta mil musulmanes en una sangrienta jornada que tiñe de rojo las aguas del río Ebro durante días.
Hoy la leyenda se atribuye al arzobispo Rodrigo. Además de las razones religiosas y culturales, el 'invento' del culto a Santiago convino por motivos políticos y militares a la sociedad hispana medieval, necesitada de un símbolo que alentara su incipiente espíritu de reconquista. Tenido hasta entonces por pacífico apóstol de Jesús, evangelizador de Hispania y mártir de la cristiandad, y antes de hacerse peregrino en Compostela, la imagen guerrera de Santiago se remonta a aquella batalla en tierras riojanas.
Lo cierto es que el castillo de Clavijo, de origen musulmán y cuya construcción data precisamente del siglo IX, tuvo en aquella época importancia capital en la región. Se considera aceptado que en la legendaria batalla librada en las proximidades de Laturce, entre Ordoño I y el caudillo musulmán Banu Casi Musa Ben, llamado 'el Tercer Rey de España', éste perdió la plaza fuerte de Albaida (la Blanca), Albelda. Años más tarde, a principios del siglo X, tras la conquista de Viguera y Nájera, perdió importancia estratégica en las guerras de reconquista.
Han pasado mil años y el castillo de Clavijo, declarado monumento nacional en 1931, es, además de un bien patrimonial, un símbolo, un paisaje.
Visita al monte Laturce
La Asociación de Amigos de Santiago el Real de Logroño lo visitará el próximo domingo en la segunda salida de su programa de excursiones por La Rioja previstas para todo este Año Jacobeo. Será uno de los muchos atractivos de una jornada centrada en el emblemático monte Laturce, que no por nada aparece en el escudo de la Comunidad Autónoma, coronado por la cruz de Santiago y flanqueada ésta por dos conchas de peregrino. La tradición jacobea de una región cuya historia se forjó a la vera del Camino a Compostela encuentra gran significado en estos bellos lugares.
«La vuelta al monte Laturce -explica el profesor Ángel Urbina, organizador y guía de estas excursiones culturales- ofrece la posibilidad de acercarnos a un paraje con panorámicas espectaculares, los cursos bajos del Leza y del Iregua y las últimas cimas de Cameros; a recordar momentos históricos que tienen trasfondo temporal en la Edad Media y personajes tan carismáticos como san Prudencio, fundador indirecto del monasterio que llevó su nombre, como el rey astur-leonés Ramiro I y como el propio apóstol Santiago».
En este recorrido se podrán visitar obras tan singulares como el mencionado castillo de Clavijo, el monasterio de San Prudencio, las iglesias parroquiales de la Asunción en Clavijo y la mucho más reciente de La Unión (diseñada por el arquitecto y sacerdote riojano Gerardo García Cuadra y construida en 1965), así como las ermitas de Santiago, Nuestra Señora de San Román y Santa Fe de Palazuelos. Además de arquitectura, la contemplación de otras obras artísticas tanto escultóricas como pictóricas, destacando el gran lienzo sobre la batalla de Clavijo ubicado en la ermita de Santiago, dará mayor atractivo a esta actividad.
El recorrido es de unos diez kilómetros con desniveles que van desde los 163 metros (entre Clavijo y la cima del monte Laturce) a los 265 en descenso hasta las ruinas del monasterio de San Prudencio.
En Clavijo, además de su afamado castillo roquedo, tiene interés la iglesia de la Asunción, construida en la primera mitad del siglo XVI y terminada en el XVII. Tiene una nave de tres tramos, con capillas altas entre los contrafuertes y cabecera ochavada de tres paños. Destaca su retablo mayor, barroco, de mediados del XVII con elementos clasicistas: en el banco, pinturas que representan a Santiago en la batalla de Clavijo y la aparición de la Virgen; en el zócalo del ático, más historias alusivas a Santiago y san Prudencio.
Más arriba del pueblo, a 945 metros de altitud, la actual ermita o real basílica de Santiago fue levantada en las laderas de Laturce en el siglo XVIII, a base de sillería y ladrillo y en estilo barroco, sobre la base de una anterior atribuida al propio Ramiro I. Custodia un grupo procesional de Santiago Matamoros barroco de finales del XVII. Y en su retablo se guarda un lienzo que reproduce la escena de la aparición del apóstol en plena batalla, del cual se cuenta que fue robado y devuelto en 1913 bajo secreto de confesión.
Otras dos ermitas suscitan el interés de la visita: la de San Román, en el antiguo camino a Trevijano, junto al cementerio, del siglo XVIII; y la de Santa Fe de Palazuelos, del XIII, en término de Clavijo pero perteneciente al Ayuntamiento de Albelda, motivo de pleitos entre ambos pueblos, finalmente resueltos con el curioso acuerdo de que los de abajo acudan en romería cada 25 de abril para honrar a san Marcos, de tal manera que si un año no lo hiciesen la ermita sea devuelta a los de arriba.
Una parada falta en este recorrido por Laturce, un tesoro sorprendente para quien no lo conozca, un tesoro lamentablemente abandonado: las valiosas ruinas del monasterio de San Prudencio...

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